Joan del Alcàzar (2020). ¿Qué fue de las grandes alamedas? Chile, 1970-2020. De la victoria de Allende a la actual crisis de Estado. 194 págs. Valencia: Tirant Humanidades. ISBN: 978-84-18534-15-7.

A cincuenta años del triunfo de la Unidad Popular de Salvador Allende no existe todavía un consenso en la evaluación de la historia reciente de Chile. Con ocasión de la efeméride, Joan del Alcàzar realiza en su último libro una radiografía del último medio siglo de historia chilena, deteniéndose en algunos momentos cruciales y presentando los debates historiográficos que siguen abiertos. Con ello, rastrea los orígenes del reciente estallido social, que ha abierto un proceso constituyente inimaginable dos años atrás. El largo recorrido académico del autor le convierte en un referente en historia contemporánea de América Latina –y, particularmente, de Chile–. Sus múltiples publicaciones, entre las que cabe destacar Chile 73. Memoria, impactos y perspectivas (Universitat de València, 2013), editado junto a Esteban Valenzuela; Chile en la pantalla. Cine para escribir y para enseñar la historia (Universitat de València, 2013), o Política y utopía en América Latina. Las izquierdas en su lucha por un mundo nuevo (Tirant Humanidades, 2018), así como su participación como perito de la acusación del juez Baltasar Garzón contra Augusto Pinochet ante la Audiencia Nacional de España por genocidio, terrorismo y torturas en 1998, hacen de Joan del Alcàzar no solo un profundo conocedor de la materia, sino también partícipe del devenir histórico de Chile a través de lo que él mismo denomina «Historia Aplicada» (p. 119).

El libro se articula en ocho capítulos precedidos por una introducción en la que se pone en valor la necesidad de llevar a cabo un balance de los últimos cincuenta años del país austral, especialmente tras las masivas protestas que estallaron en octubre de 2019. La obra puede dividirse en tres grandes bloques temáticos. El primero de ellos abarcaría los cuatro primeros capítulos, en los que el autor hace un fructífero esfuerzo de síntesis y análisis crítico de la experiencia del gobierno de la Unidad Popular (1970-1973), el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 y la dictadura de Pinochet (1973-1990). 1973 significó un punto de inflexión no solo para Chile, sino que tuvo un impacto internacional. Alcàzar dedica todo un capítulo (IV) a estudiar el impacto internacional del golpe de Estado, catalizador del compromiso histórico italiano y del nacimiento del eurocomunismo (p. 106), pero también estímulo para la radicalización de la izquierda revolucionaria latinoamericana.

Si algo queda claro en este primer bloque es la necesidad de revisitar los grandes relatos que se han construido por parte de la derecha y de la izquierda en torno a Salvador Allende y el golpe de Estado. La mitificación de la vía chilena al socialismo y de su trágico final debe dar paso a un abordaje crítico de sus conquistas y sus limitaciones, superando los análisis reduccionistas que impiden una comprensión holística de este período. Asimismo, Joan del Alcàzar integra en su obra elementos de la ciencia política. Especialmente relevantes resultan las aportaciones del politólogo chileno Manuel Antonio Garretón, cuya periodización de la dictadura en cuatro fases (reactiva, fundacional, administración de crisis y final) actúa como un hilo conductor intuitivo (cap. III).

El segundo bloque comprendería los capítulos V, VI y VII, a través de los cuales se realiza un recorrido por las últimas tres décadas. En ellos el autor presenta de manera sucinta su participación en el proceso judicial contra Pinochet (cap. V) y analiza las políticas emprendidas por los gobiernos de la Concertación, que significaron una aceptación del modelo socioeconómico neoliberal impuesto durante la dictadura (cap. VI). El tutelaje militar de la transición, así como los «enclaves autoritarios» (p. 137) y las profundas desigualdades heredadas de la dictadura, se plantean como condicionantes de una democratización incompleta. Mediante el estudio de documentos en formato de vídeo (fundamentalmente películas y documentales), Alcàzar reflexiona sobre un tema capital: las memorias que coexisten en el Chile postpinochetista (cap. VII), presentando una serie de títulos que ofrecen una panorámica amplia del estado de opinión de la sociedad chilena.

Finalmente, el tercer bloque estaría formado por el último capítulo (VIII), en el que se vinculan los déficits de la democracia chilena con el estallido social de 2019, a la vez que se ofrecen algunas visiones académicas del origen del conflicto. La respuesta desmesurada del gobierno de Sebastián Piñera a las protestas trajo ecos de los peores tiempos de la dictadura, mientras la población se manifestaba bajo el grito de «No son treinta pesos, son treinta años». Garretón identifica tres hitos fundantes de la memoria nacional chilena: (1) el gobierno de la Unidad Popular y su final abrupto; (2) el golpe de Estado de 1973 y la dictadura; y (3) el plebiscito de 1988 y la redemocratización (p. 79). ¿Será el estallido social de 2019 y el proceso constituyente un nuevo hito fundante de la futura memoria nacional chilena? En definitiva, Joan del Alcàzar ofrece una obra accesible en su formato y rigurosa en su análisis para entender mejor un país en plena metamorfosis política y social.

Aitor Valdesogo Álvarez

Universidad de Salamanca